Soy áspera roca que de esperanza ni una gota ya destila
Soy brisa seca que aventa el alma
hueco ladrido de un perro flaco y
estrábico
alumbrado por esta luna espejada y
vana.
Entre callejuelas encaladas de
hipócrita cal y abrasador
cemento, esquinas y ángulos de mi
corazón someto
a esta refinada tortura del ceremonial
paseo.
En recorridos espirales, se nutre mi
alma de lejanos
espectros. Te presagio, oh dulce amor,
siempre arriba,
tras el arco, más te escondes y te abrigas de mi gélida
tras el arco, más te escondes y te abrigas de mi gélida
mirada pues conoces bien mi secreto.
Seca roca que de esperanza ni un
aliento ya exhala
así me piquen y me muelan y en arena
basta
me transmuten los obreros del alba
Que así, siquiera, tenga una utilidad;
hoyada por tus pies te soporte, blanda
y me humille a tu amor y tus pisadas.
y me humille a tu amor y tus pisadas.